Y todo empieza hace dos meses, cuando me pongo a entrenar incluso a doble sesión para llegar a mi programa de nueve meses con una base de entrenamiento adecuado, en ese momento empiezo a tener una sensación de cansancio constante durante toda la semana, ni siquiera durmiendo más, al día siguiente seguía con esa maldita sensación, la fatiga, tu gran amiga, la que hace que tus sesiones de entrenamiento tengan menos calidad, y que puede desencadenar en alguna lesión si no se tiene en cuenta.
Yo pensé que me terminaría acostumbrando, pero no, el truco ha sido otro, que os contare un poco más abajo, la alimentación.
Y eso ha sido un revulsivo para mi, por motivos de tiempo y dejadez para una jornada de entrenamiento rutinario hacia tal que:
60 minutos de carrera en ayunas
Desayuno: Manzana
Media mañana: Tostada+café
Comida: pasta
Entrenamiento de bici o natación
Cena: Cereales
Obviamente nunca pensé que fuera tan determinante el desayuno, y es que desde que empecé hace semana y dos días este entrenamiento estoy desayunando y merendando, y la fatiga ha desaparecido, descanso cuando duermo, y los entrenamientos son entrenamientos, no me voy arrastrando, he reforzado el desayuno, en lugar de una manzana me como dos tostadas, que sumando la tostada de la media mañana me generan mucha energía para todo el día, rindo en el trabajo, entreno mucho mejor las sesiones de tarde, y ahora, que se avecinan entrenamientos dobles por la tarde lo voy a agradecer.
El poder del desayuno!!!, nos vemos.
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